Hoy vamos a hacer un cuento motor, es un cuento en el que vosotros sois los protagonistas y tendréis que ir haciendo todo lo que se va contando.
Antes de empezar, tienes que dibujar en un papel un mapa del tesoro, hazlo como tu quieras, yo te dejo aquí algunas ideas:
Ahora que ya tienes todo lo que necesitas, vamos a empezar y como ya sabes, lo primero es ponerte ropa cómoda y calentar. (Hacemos el mismo calentamiento que ayer)
Para esta sesión, puedes pedirle a alguien de tu familia que te lea el cuento mientras tu lo haces:
Érase
una vez, hace mucho tiempo, existía un mundo de magia, donde podíamos encontrar
hechiceros poderosos y hadas pícaras y juguetonas. Y todos ellos, vivían en las
profundidades de los bosques. Los hechiceros vivían en un pueblo llamado
Misterio y las hadas vivían en un pueblo vecino, llamado Amanecer.
Los
hechiceros eran unos tipos muy altos y corpulentos, los cuales siempre llevaban
consigo su varita mágica.
Cojamos
todos, la varita mágica, con la que podemos hacer magia.
Un buen día se reunieron todos
los aprendices a hechiceros para jugar y se encontraron un mapa en el suelo.
Era un mapa con caminos, señales y dibujos, donde indicaban hacia un gran
tesoro.
Cogemos todos el mapa que
habéis dibujado.
De repente Nirva, el aprendiz más joven pero atrevido, les propone
a sus colegas, ir en busca del tesoro. Todos de acuerdo: dijeron que si,
saltando de alegría.
Saltamos y giramos de alegría.
A
la mañana siguiente el grupo de hechiceros, con sus varitas mágicas, salen
(andando) en busca del tesoro y se adentraron aún más en las profundidades de
los bosques, apartando matorrales y hojas de los árboles con sus varitas.
Andar con vuestras varitas y con vuestra imaginación,
despejando el camino de obstáculos, en busca del tesoro perdido.
Pero
Nirva, el hechicero más atrevido, se despistó del grupo al percatarse de un
hada pequeña, que había tumbada al pie de un árbol. Esté se acercó hacía ella,
saltando las raíces de los árboles, que sobresalían de la tierra.
Ahora saltar las raíces, para llegar al hada.
El
hada, en ese momento, que estaba dormida se despertó y cuando vio al hechicero
allí junto a ella, le dio mucha alegría y no hacía nada más que revolotear
alrededor de Nirva.
Mover los brazos de arriba abajo, como si tuvierais alas,
como si vuestros brazos fueran las alas.
Pero
el entusiasmo duró poco, cuando el hada se dio cuenta que Nirva estaba
completamente perdido, al igual que ella.
Ahora poned caras tristes y andad muy cabizbajos.
Al principio no sabían que hacer, ya que tenían mucho miedo,
pero al final se armaron de valor, y decidieron volver a encontrar sus casas,
así que con la varita mágica del hechicero y los polvos mágicos del hada,
decidieron empezar la aventura.
Andaban y andaban apartando los matojos de los árboles y
matorrales, cuando de repente el hechicero se paró en seco, al ver en el
horizonte una montaña que le resultaba familiar, muy cerca de su hogar, así es
que corrieron llenos de emoción y alegría.
Corriendo con emoción y alegría.
Pero no era tan fácil, ya que estaba oscuro y se encontraron
con un camino lleno de piedras muy grandes, que tenían que esquivar en zig-zag.
Nos desplazamos haciendo zig – zag.
Después llegaron a un río, el cual tenían que atravesar
nadando
Nos movemos haciendo que nadamos.
Llegaron a la orilla y siguieron andando, pero el hambre y el
sueño les sorprendieron, y entonces vieron una cueva, y se dirigieron a ella
sin pensarlo, aunque para llegar a ella, tenían que atravesar un barranco muy
peligroso, ya que para ello, tenían que andar por encima de un tronco que lo
atravesaba.
Con una cuerda o una línea del suelo, y lo cruzamos como si
fuera el tronco, sin perder el equilibrio.
Cuando llegaron a la cueva, ya era casi de noche y como
estaban muy cansados decidieron sentarse un poco y luego tumbarse en el suelo
para descansar. El hada estaba muy nerviosa no podía dormir y rodó en el suelo
un poco, antes de quedase dormida.
Nos sentamos en el suelo despacio y después nos tumbamos en
el suelo, primero rodando un poco y después relajándonos.
Por la mañana Nirva escuchó pasos, se despertó de inmediato
para prestar atención, cuando de repente sus amigos hechiceros irrumpieron en
la cueva. ¡Nos encontraron hada mágica! Dijo Nirva. Se levantaron y se pusieron
muy contentos, dando saltos de alegría porque los iban a llevar a casa. Ya no
les importaba el tesoro, lo único que querían era estar con sus amigos y volver
a casa. Otro día intentarían encontrarlo.
Saltar muy contentos,
saltar de alegría.
Y colorín, colorado este
cuento se ha acabado.
Espero que os haya gustado mucho!
Un abrazo gigante
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